Apoyaré mi reflexión en esta frase vista al abrir mi correo electrónico:
Aurelio del Pino, director general de ‘ACES’, se muestra “optimista” de cara a 2011 “Hemos observado un claro repunte de la economía española para 2011 y puede crecer a ritmo constante”.
Pues bien, al margen de lo acertado o desacertado del cortoplacista diagnóstico, yo vengo apreciando desde Irlanda del Norte, donde me encuentro por motivos académicos –una región a medio camino entre lo que es Irlanda y lo que es el Reino Unido–, que el futuro no pasa por Irlanda (por su pesimismo endógeno, que no tanto por sus malas ‘inversiones’ inmobiliarias) ni por el Reino Unido (por su exceso de formalismo estéril); pero tampoco por Alemania (por su maquinaria pesada – muchas veces carente de visión y flexibilidad suficientes), ni por Francia (por su vivir en un romanticismo cada vez más alejado de la realidad), ni por Italia (por la ‘perversión’ de sus políticos), ni por Rusia (por la corrupción en ‘estado’ puro).
El futuro de Europa puede pasar por España, o por los españoles, a poco que los políticos dejen hacer y se introduzcan un par de ligeras correcciones.
¿Por qué? Porque el futuro pertenece a las sociedades abiertas y España, por carácter, lo es; necesitadas, y España, por su batacazo inmobiliario, lo está; organizadamente ‘informales’, por definición, España y los españoles; creativas, femeninas, tolerantes, dinámicas; seguras y confiadas, con una corrupción,al menos, controlada y con un pujante colectivo inmigrante.
Aun siendo consciente del camino por recorrer: en espacio para la mujer, en respeto a la diferencia, en cultura emprendedora, en desarrollo democrático, tampoco veo todo esto -ni lo anterior- en Alemania (que se está beneficiando enormemente de una increíble coyuntura político-económica: la de un euro bajo frente a un hipotético ‘marco’ gracias a las crisis periféricas, pero a la par demasiado alto para aquellos países de Europa que, debiendo devaluar, no pueden), ni en el Reino Unido, ni en Francia, ni en Italia.
Por el contrario, propugno un nuevo eje (casi disparatado conforme están ahora las cosas): el eje HISPANO-PORTUGUES, lanzadera hacia las economías emergentes del nuevo continente: Chile, Brasil, Colombia (entre las más dinámicas del momento); que a su vez arrastrarán a otras importantes economías de América Latina (Méjico, Perú, Argentina).
Por tanto, la cultura y el desarrollo de Europa pueden volver, vía España, al Mediterráneo, pero esta vez inspiradas por los aires del Atlántico. Ésta es mi apuesta.
Ahora dejemos que pase el tiempo –cuatro, diez, veinte años– para ver las primeras señales, si no pruebas y consecuencias. Lo importante es identificar los fundamentos. Así estuvo ‘la selección española’ en los años 80, 90 y primeros 2000, cuando se intuía que el fútbol pasaba por aquí, que debíamos ser los favoritos, pero nos faltaba algo: primero creérnoslo y luego que confluyeran un par de factores (suerte, oportunidad, algún nuevo talento).
La diferencia esta vez, en Economía, es que nadie nos espera. Sin embargo, reunámonos, hagamos foros, formemos nuevas redes, seamos más libres, mas ‘autónomos’, más independientes; aparquemos fórmulas gastadas (cámaras, sindicatos, confederaciones, colegios profesionales). Ya no valen las rigideces, los ‘status quo’, los protagonismos de siempre. Hace falta desbordar, actuar como sentimos, provocar que nos busquen y, entonces, poner las condiciones. Es el momento de la creatividad y de la ‘informalidad’ organizada. Algo en lo que podemos ser especialistas. Simplemente, hagámoslo (“let´s do it”).
Pingback: El (verdadero) por qué del #15M | FernandodeSouzaDiazPavon's Blog
Pingback: La cultura y el desarrollo de Europa pueden volver, vía España, al Mediterráneo, pero esta vez inspiradas por los aires del Atlántico | FernandodeSouzaDiazPavon's Blog