¿Qué es lo que ha dado paso al nuevo orden económico mundial?


No ha sido la globalización informativa fruto de las nuevas tecnologías. Tampoco la generalización vía internet del acceso al conocimiento. Ni siquiera la irrupción de nuevos y enormes mercados por la apertura de sus regímenes políticos. Ha sido la deslocalización industrial acontecida en occidente en las dos últimas décadas del siglo XX y primera del XXI el pistoletazo de salida que ha marcado este cambio de orden. El que afecta a la casi totalidad del tejido político, económico y social del planeta y que, en importancia, resulta equiparable al provocado por el principio y fin del colonialismo o por sendas revoluciones industriales.

Se trata de un nuevo orden, una nueva era todavía en su infancia, del que la actual crisis no es sino su más fuerte síntoma. Un nuevo orden cuyo germen estuvo en la nueva posición negociadora adquirida por unos cuantos países tradicionalmente pobres o poco competitivos (bien por su aislamiento político, por su endémica corrupción o bien por la ausencia de toda industria en su estructura productiva).  Un nuevo orden impulsado y potenciado por las tecnologías de la información del que los nuevos mercados de Asia, África y Sudamérica son su última y máxima expresión.

En definitiva, se trata de un ‘status quo’ nuevo, irreversible aunque esté en proceso de construcción, el cual habrá de dar paso a un mundo mucho más justo y equitativo; precisamente por la multitud de actores que ahora comparten poder, fuerza e influencia. Cuando además, ya casi ninguna sociedad se conforma tan fácilmente con quedarse al margen del reparto. El que, hasta hace poco, monopolizaba occidente no sólo por su gran capacidad e iniciativa sino por el aprovechamiento estructural y sistemático (durante décadas) de colonias, ex-colonias y regímenes corruptos que privilegiaban su progreso frente al de sus propios pueblos; oprimidos desde dentro pero expoliados desde fuera.

La deslocalización industrial cedió el control del elemento productivo del planeta a estas sociedades hasta entonces aisladas, explotadas e ignoradas sin apenas coste ni contraprestación. Una decisión estratégica de bulto que diseminó activos y conocimiento a la par que erosionó el mercado occidental interior (único destinatario de casi toda la producción realizada en territorio ajeno). Hablamos de la sangría de puestos de trabajo que, en goteo lento pero incesante, vino de la ‘des-industrialización’ de los países más avanzados.

Ésta fue la trampa en la que cayó occidente tras siglos de dominación, y sólo en su afán por seguir maximizando sus beneficios empresariales. No le bastaba con la explotación de las capacidades agrícolas y recursos naturales en otras geografías (a menudo a base de tutelar a un puñado de élites de regímenes autoritarios); tampoco con la mano de obra barata, normalmente irregular, atraída a su economía. Tenía que ir más allá: a la explotación de las personas pero en su lugar origen, y esta vez, a diferencia de las anteriores, en el ámbito industrial. Es decir, transfiriendo otro tipo de recursos.

Un paso inevitable allí donde prima el interés particular e inmediato frente al interés público si éste no es urgente, además de grave y evidente.

¿Quién iba a cuestionar la decisión de las primeras empresas que derivaron su producción fuera cuando así resultaban ser mucho más competitivas? Pero ahora, con el efecto dominó ya causado, los mismos gobiernos que entonces dejaron hacer se ven en la necesidad de promover medidas que penalizan la deslocalización e incentivan la ‘re-industrialización’ de sus economías. Quizá, en un reconocimiento de que sólo con conocimiento, servicios y tecnología no se puede sostener a ninguna gran sociedad. Sigue siendo necesaria la manufactura. Piensen, si no, en los empleos genera Facebook (una de las compañías de mayor valor en el mundo): apenas 7.000.

Hoy, con la casi total ubicación de la industria en países emergentes, ninguna ventaja competitiva de occidente volverá a ser la misma. Lo cual seguirá causando, más allá de crisis financiero-inmobiliarias actuales, su gran trauma económico y social. Máxime, cuando cada vez son menos los estados que adoptan esos regímenes sobre los que occidente cimentaba élites afines a sus intereses. El papel que juega internet en todo este escenario conduce a la fácil aglutinación de los pueblos y, por tanto, a su no conformidad ante cualquier tiranía.

Deslocalización e internet van, pues, de la mano para hacer del conjunto del planeta un lugar sociopolíticamente mejor. O al menos con una riqueza mejor repartida. Veremos si también mejor redistribuida y en un entorno ambientalmente sostenible. Sin duda, los grandes retos del siglo XXI.

About fernando de souza diaz pavon

What's the reason for this blog? Mainly, to show something different to the mainstream; an alternative view on current affairs able to challenge the 'status quo'. And also because, by sharing my thoughts, I feel freer. If I become, to some extent, influential through this activity, I just hope to help others to feel the same. Why not? Thus, don't expect to find here what you can read in the newspapers.
This entry was posted in BUSINESS, ECONOMY, IN SPANISH, POLITICS, SOCIETY and tagged , , , , , , , , , , , . Bookmark the permalink.

4 Responses to ¿Qué es lo que ha dado paso al nuevo orden económico mundial?

  1. Pingback: El ocaso (político-económico) europeo | FernandodeSouzaDiazPavon's Blog

  2. Pingback: The New Economic Order: Its Potential Impact on World Poverty | FernandodeSouzaDiazPavon's Blog

  3. Pingback: EUROPA | FernandodeSouzaDiazPavon's Blog

  4. Pingback: Crisis. ¿Quién es culpable, la economía real o los especuladores? | FernandodeSouzaDiazPavon's Blog

Leave a comment